Desde la firma de la Constitución de los Estados Unidos, la sociedad estadounidense ha experimentado constantes cambios de diversidad étnica y religiosa. En el siglo XXI, nuestro país es un crisol de culturas, con una amplia variedad de religiones, dialectos y antecedentes étnicos. La diversidad en nuestra nación es nuestra fortaleza y es lo que nos distingue del resto del mundo. La multiculturalidad es la savia que irriga nuestras relaciones sociales y económicas.
La diversidad es un valor fundamental en la economía estadounidense. La inclusión de diferentes dialectos, culturas y religiones ha llevado a una expansión de la oferta y la demanda. Comunidades como Chinatown, Little Italy y otros enclaves culturales han surgido debido a una mayor diversidad étnica. Estos barrios ofrecen una variada selección de comercios, restaurantes y destinos turísticos auténticos y de calidad.
La contribución de los migrantes a nuestra economía es innegable. Aquellos empleados que viven en una situación precaria, como los que trabajan en plantas procesadoras de carne o construcciones, perfuman el aroma del sueño americano. Pero su contribución no se queda allí. La diferencia cultural que aportan permite que empresas innovadoras expandan su alcance y adopten nuevas medidas de éxito. Las corporaciones que respetan la diversidad y emplean una plantilla multicultural tendrán más posibilidad de incrementar sus ganancias y retener a trabajadores altamente cualificados.
La diversidad cultural complementa otras tendencias socioeconómicas, como el cambio tecnológico que cambie la manera en que los consumidores usan los servicios y compran los productos. Cuando una empresa tiene una diversa variedad de empleados, conseguirá un enfoque variado sobre temas relevantes y ampliará su potencial para crear soluciones únicas y valiosas. La inclusión de la diversidad en la producción de bienes y servicios beneficia a todos los ciudadanos.
Si hablamos de sostener un avance tecnológico y cultural, es importante reconocer la diversidad como fuente de innovación. Las ideas nuevas surgen del choque de las culturas y del cuestionamiento de los sistemas establecidos. La genialidad de Estados Unidos siempre ha estado relacionada con la libertad, la diversidad y el acceso a la educación sin importar la procedencia. Las mejores universidades del mundo se encuentran aquí y gracias a ellas un flujo constante de talentos extranjeros viene a establecer su residencia en nuestro país.
Debemos luchar contra aquellos que quieren restringir la inmigración con la excusa de proteger los trabajos y los intereses de los trabajadores estadounidenses. En lugar de eso, deberíamos centrarnos en como podemos ayudar a los inmigrantes en encontrar un sitio en el mercado laboral y en el sistema educativo, así como fomentar su integración en la sociedad.
La diversidad enriquece a la sociedad en su totalidad. Las personas que tienen una variedad de orígenes culturales y étnicos nos ofrecen la experiencia única de aprender de lo que es diferente. La tolerancia religiosa, la compasión, la empatía y la comprensión se fomentan en un entorno diverso. Los niños en escuelas donde las diferencias culturales son apreciadas y celebradas tienen una mayor conciencia social.
La diversidad también afecta a las políticas públicas. Un sistema político que tenga en cuenta la diversidad de sus ciudadanos puede hacer políticas más justas que benefician a todos los residentes. Hay muchos ejemplos que apoyan esta afirmación, como la obtención de pluralidad étnica en las juntas escolares y las políticas de vivienda que se adaptan a las necesidades culturales.
En conclusión, la diversidad es nuestra fuerza, en la economía, la innovación y la sociedad en general. Debemos dar la bienvenida a aquellos que pertenecen a otras culturas en nuestras comunidades y empresas. Debemos luchar contra la discriminación y la inclusión de la diversidad en los sistemas educativos y políticos. Estos pasos nos proporcionarán un beneficio en términos financieros, sociales y culturales a largo plazo. La diversidad es el presente y el futuro de nuestra nación.