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Una América más fuerte gracias a la energía nacional

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Intruducción

La política energética de Estados Unidos tiene una enorme influencia en todo el mundo. Desde la década de 1970, los líderes estadounidenses han reconocido la importancia de reducir la dependencia del país de las fuentes de energía extranjeras y de fomentar el uso de fuentes de energía nacionales. En las últimas décadas, hemos visto una revolución en la producción de energía nacional gracias a la tecnología de la fracturación hidráulica. Esta tecnología ha permitido el desarrollo de nuevas fuentes de energía, como el gas y el petróleo de esquisto, que han reducido la dependencia de EE. UU. de las importaciones de energía y ha permitido que el país tenga un papel de liderazgo en la producción de energía a nivel mundial.

Beneficios para la economía de EE. UU.

La producción de energía nacional es crucial para la economía estadounidense. La industria energética es un importante motor de crecimiento y empleo en el país. En 2018, la producción de petróleo y gas natural creó más de 10 millones de empleos directos e indirectos y generó más de $ 1,6 billones en ingresos. Además, la producción de energía nacional ha reducido significativamente el costo de energía para los consumidores de EE. UU. Especialmente los hogares y las pequeñas empresas. Como resultado, los estadounidenses tienen más dinero para invertir en otros aspectos de la economía.

Mejoras en la seguridad nacional

La dependencia de EE. UU. de las importaciones de energía extranjera ha sido históricamente una amenaza para la seguridad nacional. La volatilidad del mercado de la energía global y la posibilidad de enfrentamientos políticos han resultado en la amenaza de cortes de suministro y precios exorbitantes. Sin embargo, gracias a la producción de energía nacional, la dependencia de EE. UU. se ha reducido significativamente. En 2018, la producción nacional de petróleo y gas natural superó la demanda nacional por primera vez desde 1957. Este cambio hacia la independencia energética aumenta la seguridad nacional de EE. UU. al reducir la necesidad de depender de países extranjeros inestables para el suministro de energía.

Reducción de la huella de carbono de EE. UU.

La producción de energía nacional también ha dado lugar a una reducción significativa de la huella de carbono de EE. UU. La producción de petróleo y gas de esquisto ha permitido a EE. UU. alejarse de la dependencia del carbón y aumentar el uso de energía más limpia, como la energía solar y eólica. Además, la disponibilidad de gas natural ha permitido a EE. UU. reducir la cantidad de energía generada por combustibles fósiles más contaminantes, como el carbón y el petróleo. En general, la producción de energía nacional es una de las mejores maneras de reducir la huella de carbono de EE. UU. y ayudar a frenar el cambio climático.

Apoyo a la innovación y el crecimiento

La producción de energía nacional también apoya la innovación y el crecimiento en varios sectores. Las empresas estadounidenses han desarrollado tecnologías innovadoras para la producción de energía, creando empleos y generando un impacto positivo en la economía. Además, el uso de la tecnología de la fracturación hidráulica ha llevado a la mejora de los procesos de producción y la eficiencia. La producción de energía nacional también ha llevado a una disminución en los precios de los productos químicos y las materias primas, lo que beneficia a los otros sectores económicos. Por ejemplo, la producción de energía nacional ha reducido significativamente el costo de combustibles como el gas natural, que se utilizan en la fabricación de productos químicos y otros procesos industriales. En resumen, la producción de energía nacional es una de las mejores maneras de impulsar la innovación y el crecimiento en EE. UU. y beneficiar a varios sectores de la economía.

Conclusión

La producción de energía nacional es crucial para el futuro de EE. UU. desde una perspectiva económica, de seguridad nacional y ambiental. Como política, es nuestro deber impulsar la producción de energía nacional y apoyar a la industria energética estadounidense para garantizar una América más fuerte y próspera para las generaciones venideras. Es hora de que EE. UU. continúe impulsando la revolución energética nacional. La producción de energía nacional es una fuente de empleo, crecimiento y estabilidad, y debe ser un pilar fundamental de la política de EE. UU.